El alejamiento del superintendente de Salud, Héctor Capaccioli, del gobierno nacional, no llega en un momento cualquiera. Se produce casi en el preciso momento en el que salen a la luz una serie de cheques de una droguería fantasma, por la que Sebastián Forza le aportaba dinero a la campaña presidencial de Cristina Kirchner.
Como sucede siempre que un funcionario es cercado por la información sobre algún caso de corrupción o similar, y los operativos de prensa no son suficientes para ocultar la noticia, la única salida para el gobierno es acelerar la salida del cuestionado, de la administración pública. Pasó, por ejemplo, con Felisa Miceli y el caso de la bolsita con dinero en el baño de su despacho.
Ahora sucede con Capaccioli, cuando queda evidenciado que fue él quien propició los medios para que Forza fuera proveedor oficial del Ministerio de Salud y, a la vez que desarrollaba sus negocios con narcotraficantes, realizaba aportes por cientos de miles de pesos al aparato K.
Capaccioli. Sus manejos con la SSS no eran demasiado "saludables".
Abogados de Sebastián Forza dijeron, que antes de ser asesinado, “Sebastián nos dijo que había donado 200 mil pesos a la campaña de Cristina y que los cheques los mandó a Droguería Urbana”. La firma es cercana a Capaccioli y proveedora del sindicato de Camioneros, de los Moyano.
Los cheques de pago diferido de Sea Camp (la empresa fantasma de Forza) están fechados el 29 de octubre, es decir un día después de la elección en que Cristina ganó en primera vuelta y mucho antes del triple crimen.
Otro dato importante es que Capaccioli era miembro de la Junta Promotora de la campaña de Cristina y los cheques (desde Droguería Urbana) fueron a las manos de los responsables financiero y político de la campaña, Horacio Diez y Sebastián Gramajo.
Droguería Urbana donó 310 mil pesos. Además, Forza había reservado una mesa en la cena de recaudación de fondos para los gastos de la campaña en el hotel Sheraton, pero no concurrieron.
Abogados del empresario asesinado dijeron además que alguien, que Sebastián no identificó, también le quería comprar la deuda de 1.744.000 pesos del hospital Francés con Sea Camp para quedarse luego con el hospital, y que pensaba que con ese aporte político le iban a ayudar a cobrar ese dinero.
¿Alguien tiene alguna duda de dónde salía ese dinero, que Forza aportaba a la campaña del oficialismo? No sería errado, entonces, concluir que la campaña de CFK pudo haberse cimentado en plata del narcotráfico, y que el flujo de pesos hacia el Frente Para la Victoria no fue otra cosa que un proceso para lavar el dinero proveniente de la venta de drogas.
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