Ayer tuve la suerte de meter un logro periodístico de los buenos: a menos de tres horas de que fuera presentado al frente de la Policía Bonaerense, entrevisté en una exclusiva al superintendendente Juan Carlos Paggi. Como dato de color, algunos conocidos que tengo en Clarín se enteraron por mí cuáles serían las jefaturas departamentales que iban a cambiar de conducción.
La nota salió publicada en la edición de hoy del diario Resumen. Obviamente, salimos con un montón de datos que fueron primicia absoluta entre los medios pilarenses.
Pero no es el punto. No es un gran mérito digno de un pullitzer, sino un golpe de suerte/destino, que fue posible gracias a una sumatoria de méritos chiquitos a lo largo del tiempo. Los cuales, en cruda realidad, tampoco son mérito en sí mismos, sino actitudes obligatorias del trabajo diario. Se transforman en mérito cuando generan un logro como el que se consiguió ayer.
Y a eso quería llegar. Qué es lo que permitió que yo hablara con el hombre más buscado del día en todas las redacciones, antes que más de la mitad de los medios nacionales: un celular perdido en una agenda.
Casi un año atrás, el Ministerio de Seguridad envió al diario un parte de prensa con un comunicado en el que se relataban los detalles de una importante banda de delincuentes desbaratada. En el comunicado se ofrecía llamar al celular de un tal Juan Carlos Paggi para profundizar los detalles.
En ese momento, Paggi estaba al frente de una jefatura operativa, o algo así. No me servía demasiado ese número en aquél momento, pero igual lo agendé. Terminó siendo el celular personal de Paggi ("este teléfono me acompaña hace 14 años", me dijo ayer) y el que permitió que yo lo entrevistara en el momento más indicado.
Sin creerme con autoridad para dar consejos, como colega de muchos que visitan este blog les tiro esta recomendación: nunca, pero nunca, se deshagan de un número de teléfono, por pelotudo o inservible que parezca, nunca se sabe cuándo puede ser el que nos haga conseguir "la nota". En el momento en que se requiera conseguir a determinado personaje, y éste adquiera la importancia que antes no tuvo, será en ese momento cuando contactarlo se haga bien complicado. En cambio, si tenemos un canal de contacto desde antes, tendremos un importante paso ya adelantado.
Una buena alternativa para organizar tanta información es utilizar una planilla de Excel con filas en las que se coloquen franjas divisiorias con cada letra del alfabeto. El programa te permite ir agregando celdas en cada lugar donde se desee, y así ir incorporando nuevos números con una sencilla forma de ordenarlos alfabéticamente.
Además, es la manera más cómoda de transportar una agenda. En un pendrive, la podés llevar a cualquier parte (todas las PC del mundo, hasta la más chota, tiene Excel), modificarla y guardarla en la misma memoria. No pesa y podés almacenar 600.000 contactos más que en cualquier agenda de papel.
A mí me resulta muy útil esta mecánica de laburo, por lo que la quería compartir.
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