viernes, 12 de diciembre de 2008

Ley y Desorden, ahora en los subtes

Si alguna vez pude dudar del título que le puse al blog, observar el dantesco espectáculo que se da el día de hoy bajo la ciudad de Buenos Aires, en las diferentes estaciones de subte, me hace volver enseguida la convicción de que no me equivoqué. El paro de subterráneos que afecta a la Capital Federal es una pintura perfecta de cómo el desorden organizado opera para limpiarse el traste con la Ley, hasta con la propia Constitución Argentina. Se ha empleado hasta el hartazgo el término "inconstitucional" para calificar a las cuestiones más absurdas que puedan imaginarse. No se lo ha hecho, hasta el momento, con el desastre que empresarios y gremialistas están haciendo bajo tierra, y del que los únicos perjudicados en serio son el millón de usuarios que depende de la regularidad del servicio para llegar a su trabajo en horario.
De ambas partes arrancan a pedazos las hojas enteras de la Constitución para hacer el asado o prender fuego en tachos para hacer aún más dramática la escena. 
Los trabajadores del sector denunciaron repetidas veces en la mañana de hoy que en las estaciones del subte actúan patotas pagadas por Metrovías y avaladas por la inacción policial, que a puro golpe buscan disolver los focos del paro. Algo no demasiado acorde al derecho a huelga establecido en el Artículo 14 Bis de la CN.

A propósito, ¿éste no hace nada? Cómo se 
nota que viaja en tren sólo para la foto...

Pero los gremios no se quedan atrás. Durante toda la jornada, el personal jerárquico de Subtes que se montó en los trenes para garantizar el servicio debió ser custodiado por la Policía (en relación de dos canas por cada cabina de maquinista) para prevenir las agresiones que los huelguistas venían amenazando desde ayer a los que intentaran sacar a las vías algún servicio. Bien a contramano del Artículo 14 de nuestra Carta Magna, que remarca el libre derecho "de entrar, permanecer y salir del territorio argentino" y del que privan a miles de pasajeros. Por otro lado, la medida de fuerza fue impuesta por una interna sindical (delegados cuestionan una elección convocada por la UTA) en la que nada tienen que ver -y mucho menos, pagar las consecuencias- los usuarios. 
Sintetizando, desde ambas partes se exigen derechos pero ni miras de identificar la violación de los derechos del otro. Entonces, ¿qué derechos tienen unos y otros para reclamar algo? 
Si las leyes son manipuladas en vez de respetadas, si son acomodadas en función de los beneficios propios en lugar de reconocidas como reguladoras del funcionamiento de una sociedad, nunca evolucionaremos como nación. Este es uno de nuestros mayores atrasos. 

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