lunes, 8 de diciembre de 2008

Basta muchachos, ya está bien...

El fin de semana hubo un crimen en Del Viso. Otro. Otra víctima inocente, un padre de familia de 32 años, asesinado porque a uno se le ocurrió asaltarlo y matarlo. Un asesino más. Uno más que ya había matado, que estaba libre y que volvió a matar. Otro más. Otro más que estaba con prisión morigerada encuadrado en vaya a saber qué beneficio legal. Uno más. Un beneficio legal que existe para un asesino comprobado, al que se le permite esperar su condena en la calle y, mientras tanto, produce otro crimen. Otro. 
El Conurbano Bonaerense parece haberse convertido este año en la postal más elocuente de la crisis que existe en el sistema judicial de la Provincia. Es el Cristo Redentor, la Torre Eiffel, el Obelisco de lo peor de la Justicia argentina. Los desastres que causó en el sistema judicial la reforma del año 1998, sumados a la tan particular falta de criterio y sentido común de cada vez más funcionarios de la Justicia, hacen que inevitablemente nos preguntemos: si en 1997 hablamos de la "maldita policía" ¿habrá que hablar ahora de la "maldita justicia" ?
Que un asesino esté en la calle es inconcebible. Más aún, si no cumplió su condena y aguardaba una determinación que defina su futuro procesal. Es una aberración, una locura la aplicación de una libertad condicional cuando el delito en investigación es un homicidio. 
El espíritu de esa alternativa legal es que una persona que no cometió un delito demasiado grave pueda reinsertarse a la sociedad luego de cumplir parte de su condena, o aguarde la resolución de su inocencia o culpabilidad fuera de la cárcel. Pero el código penal bonaerense establece bien claro que los delitos excarcelables son los que conllevan una pena de 3 años de cárcel o menos. No un homicidio, que se castiga con 8 a 25 años de prisión. 
Que un homicida vuelta a matar ¿es un accidente? No. ¿Una casualidad? Tampoco. ¿Una señal satánica, mal de ojo, maldición gitana? Menos. Es sencillamente una consecuencia lógica de su naturaleza, enferma, irracional, a contramano de las normas sociales y humanas. Con excepción de casos muy puntuales (como la defensa propia o la emoción violenta), un asesino lo será siempre. Alguiena a quien en un asalto no le tiembla el pulso al gatillar contra otra persona, no debe estar libre. Con o sin pulsera. Con o sin la promesa y el juramento de "portarse bien". 
Basta de libertades y excesivos derechos para quienes los rechazan y los pierden en el preciso momento en que le quitan el futuro a una familia entera. Basta. Cada día quedamos menos.  

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